Celebrando el Día Internacional de la Mujer
Mensaje del presidente del FIDA, Gilbert Houngbo, en el Día Internacional de la Mujer 8 de marzo de 2022

Todos los días, en todo el mundo, las barreras visibles e invisibles socavan la igualdad de género de muchas maneras.
Por ejemplo, 164 países reconocen el derecho de las mujeres a poseer, usar y tomar decisiones sobre la tierra. Pero en la práctica, solo 52 países garantizan estos derechos. El resto tiene leyes consuetudinarias que discriminan a las mujeres.
La semana pasada, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático publicó su informe más reciente. Es una evaluación aleccionadora de cómo nuestro clima cambiante amenaza el bienestar humano y la salud del planeta. El informe destaca la necesidad de involucrar a todos —gobiernos, sector privado y sociedad civil— para reducir el riesgo del cambio climático. Tal respuesta colectiva, dice, debe prestar especial atención a las cuestiones de equidad y justicia.
Este mensaje resuena fuertemente en el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, especialmente hoy. El FIDA integra las cuestiones de género en su trabajo para aumentar la resiliencia de las comunidades rurales frente a los impactos del cambio climático. En Georgia, por ejemplo, el FIDA está mejorando la resiliencia agrícola a través de cadenas de valor climáticamente inteligentes más inclusivas. Nuestros esfuerzos para impulsar la inversión del sector privado prestan especial atención a las mujeres agricultoras y las empresas rurales dirigidas por mujeres.
El FIDA reconoce las desigualdades estructurales y los sesgos que hacen que las mujeres y las niñas, especialmente en el Sur Global, se vean afectadas de manera desproporcionada por la crisis climática y la destrucción del medio ambiente. Las mujeres rurales más pobres trabajan mayoritariamente en la agricultura. Este es también el sector más golpeado por los efectos del cambio climático. Cuando los pozos se secan cerca de casa, son las niñas y las mujeres las que deben caminar cada vez más para recoger agua para el hogar.
Pero las niñas y las mujeres no son víctimas pasivas de la crisis climática. Tienen la capacidad y el conocimiento para convertirse en agentes de cambio.
De hecho, promover la igualdad de género es fundamental para la acción climática. Al crear un efecto dominó positivo en toda la sociedad, la igualdad de género genera cohesión y seguridad. Esto conduce a impactos positivos en todo el espectro, desde los hogares y las comunidades hasta los escenarios de políticas nacionales e internacionales.
El FIDA está decidido a hacer lo que le corresponde. El año pasado, en el Foro Generación Igualdad, prometí que el FIDA se aseguraría de que al menos el 35 % de los nuevos proyectos fueran transformadores de género. En el campo, estamos comprometidos a construir equipos multidisciplinarios con las habilidades adecuadas para apoyar la acción justa de género a nivel local y global sobre el cambio climático. Operativamente, nuestro objetivo es la paridad de género en los niveles de dotación de personal, en línea con los objetivos de la ONU.
El fortalecimiento de la resiliencia de las mujeres y las niñas de las zonas rurales —el fomento de su capacidad para hacer frente a las crisis y recuperarse de ellas— seguirá siendo una parte fundamental de la labor del FIDA. A medida que ayudamos a las comunidades rurales a adaptarse al cambio climático, aprovecharemos los diversos conocimientos, prioridades y capacidades de mujeres y hombres para garantizar una mayor resiliencia. De esta manera, hoy y todos los días, podemos ayudar a forjar un mundo más diverso, equitativo e inclusivo.
Fuente: www.ifad.org