Cerebros de pez
La generación de nuevas neuronas es clave para la adaptación de los peces al ambiente donde viven.

Según las investigaciones del Departamento de Neurociencias Integrativas y Computacionales del Instituto.
Contrariamente a la idea popular, los peces tienen una compleja actividad cerebral, que les permite adaptarse a sus diferentes ambientes y comportamientos. En el Instituto Clemente Estable tenemos una larga tradición de estudio de dos especies autóctonas: los peces eléctricos Gymnotus omarorum y los peces anuales Garcialebias charrua (antes Austrolebias charrua).
En un artículo publicado en el número especial que la revista Neuroscience dedicó a los 30 años de la Sociedad Uruguaya de Neurociencias, las Dras. María Castelló y Anabel Fernández, junto con los investigadores Valentina Olivera-Pasillo y Juan Carlos Rosillo, del Departamento de Neurociencias Integrativas y Computacionales del Instituto, revisan comparativamente los últimos avances en el estudio de la neurogénesis, es decir, la capacidad del cerebro de estos peces de generar nuevas neuronas. Este proceso juega un papel crucial en la adaptación a los cambios ambientales y en el desarrollo de especializaciones sensoriales.
El Garcialebias charrua (antes Austrolebias charrua), un pez anual que vive en los charcos formados durante la estación lluviosa, depende mucho de la vista y el olfato para el cortejo y la reproducción. Su cerebro refleja esto, con un gran desarrollo de las áreas dedicadas a estos sentidos, en las que además se observa una notoria actividad de neurogénesis.
El Gymnotus omarorum, un pez eléctrico, vive en aguas turbias y usa señales eléctricas para moverse y comunicarse. Su cerebro tiene regioness especializadas para procesar señales eléctricas como el lóbulo eléctrico y el cerebelo, y también muestra una amplia distribución de áreas de proliferación y generación de nuevas neuronas, especialmente en esas regiones.
Cerebros diferentes, vidas diferentes
Si bien todos los cerebros de los peces comparten una estructura básica en común, las diferencias en el tamaño y la anatomía de sus cerebros reflejan cómo perciben el mundo y cómo se adaptan a sus diferentes estilos de vida.
La evolución de la neurogénesis ha moldeado los cerebros de los peces permitiendo que se adapten mediante sus especializaciones sensoriales. Al estudiar estos cerebros, podemos aprender mucho sobre cómo funcionan los sentidos, cómo la neurogénesis contribuye a la plasticidad cerebral y cómo la evolución moldea el cerebro.
Fuente: www.gub.uy/ministerio-educacion-cultura