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Pueden ayudar a los pobres de las zonas rurales a construir sus medios de vida y hacer frente a un conjunto de desafíos económicos, sociales y climáticos en constante evolución.  

De hecho, cuando los servicios financieros son accesibles, útiles y asequibles, pueden ayudar a los pobres de las zonas rurales a invertir en sus hogares y en actividades agrícolas, no agrícolas y empresariales, lo que les permite mejorar sus ingresos, su nutrición y su seguridad alimentaria.

Afortunadamente, el acceso a estos servicios financieros está aumentando. De hecho, cuando el FIDA actualizó por última vez su política de financiación rural hace más de una década, el panorama de las finanzas rurales era muy diferente a como se ve ahora. En ese momento, solo el 38% de la población rural de los países en desarrollo tenía una cuenta en una institución financiera. Hoy, esto ha aumentado al 60 por ciento, y el número de cuentas continúa acelerándose.

La gama de servicios financieros en las zonas rurales también se ha ampliado gracias a una serie de avances, que incluyen entornos regulatorios e infraestructuras del sector financiero mejorados, la rápida expansión de las organizaciones comunitarias y, más recientemente, el advenimiento de las infraestructuras de pago ofrecidas por el dinero móvil. operadores. Si bien persisten importantes focos de exclusión y muchos pobres de las zonas rurales, en particular mujeres y jóvenes, aún no pueden acceder y emplear plenamente los servicios financieros, el potencial de crecimiento rápido en la mayoría de los países se está acercando a un punto de inflexión.

Para comprender mejor su impacto y fundamentar el desarrollo de una Política de Financiamiento Rural actualizada, el FIDA completó recientemente un balance de 10 años de sus programas de financiamiento rural . Esto significó realizar un análisis en profundidad de 67 programas de financiación rural con importantes actividades de financiación rural inclusiva en las cinco regiones del FIDA y diseñado desde 2010. Brindó una oportunidad única para evaluar cómo ha evolucionado el enfoque del FIDA para apoyar la financiación rural inclusiva y ha respondido a las lecciones aprendidas. , conocimiento generado y experiencia adquirida en la implementación de programas en todo el mundo.

El balance identificó numerosos desafíos y oportunidades para el FIDA. Un ámbito en el que se consideró que el FIDA era especialmente eficaz fue el apoyo a las innovaciones incrementales, en particular las relacionadas con el desarrollo de instituciones financieras comunitarias, el desarrollo de los medios de vida y la financiación de las cadenas de valor. Si bien algunos financiadores dieron prioridad a las innovaciones disruptivas, el enfoque de innovación del FIDA se centró en cómo se pueden mejorar los servicios gradualmente, con el cliente y la comunidad en el centro.

El FIDA también ha desarrollado nuevos instrumentos para catalizar la innovación del sector privado. Por ejemplo, a través de los servicios de innovación y divulgación utilizados con gran eficacia en Malawi y Zambia, el FIDA ha ofrecido donaciones de contrapartida y fondos de desafío para incentivar la innovación financiera por parte de proveedores de servicios financieros privados y comunitarios sobre una base competitiva. Estas subvenciones apoyaron la puesta a prueba y la ampliación de nuevos modelos de servicios financieros para llegar de manera más eficaz a la población rural pobre. Además, a través de actividades más recientes del sector privado, como el Fondo ABC , el FIDA está catalizando nuevas formas para que los proveedores de servicios financieros y las empresas de cadenas de valor obtengan capital y fortalezcan las cadenas de suministro de los pequeños agricultores en el proceso.

Los contextos de mercado que cambian rápidamente a menudo requieren un nivel de flexibilidad que puede desafiar la capacidad de respuesta del FIDA. El balance identificó varios casos en los que el FIDA se adaptó con éxito al cambio, incluido su apoyo rápido y eficaz a los servicios financieros durante la crisis del ébola en Sierra Leona y Liberia y las crisis políticas en Malí (especialmente en términos de apoyo de liquidez a las operaciones crediticias). Aquí, vale la pena señalar que la necesidad de flexibilidad y una mayor innovación solo crecerá a medida que las comunidades rurales y sus sistemas alimentarios se enfrenten a una mayor incertidumbre debido al cambio climático y las fuerzas cambiantes del mercado.

De cara al futuro, se espera que la complejidad y la velocidad a la que a menudo se desarrollan soluciones financieras innovadoras, en particular por parte de las fintech emergentes, desafíen la capacidad y los procesos del FIDA. Los ciclos de inversión prolongados pueden funcionar para colaborar con bancos comerciales más grandes, pero serán menos efectivos para adaptarse a las necesidades de desarrollo de productos que cambian rápidamente de los nuevos actores.

La recomendación clave que surge del balance señala que, a medida que el FIDA avanza hacia un nuevo ciclo de programación de financiación rural inclusiva y amplía las actividades del sector privado, debe innovar sobre sus éxitos pasados, ya sea en las organizaciones financieras comunitarias o en las cadenas de valor, al tiempo que cataliza las iniciativas emergentes. productos, servicios y canales de distribución a través de operaciones soberanas y no soberanas.

Como líder mundial en finanzas rurales inclusivas, la forma en que el FIDA apoya la innovación y los esfuerzos catalizadores, propios y de sus asociados, resultará fundamental para ayudar a los pequeños agricultores y empresarios a responder a los desafíos ambientales y relacionados con el clima y a reconstruir después del COVID-19. . El acceso y el uso de las nuevas finanzas rurales inclusivas existentes y emergentes desempeñarán un papel importante en este objetivo y ayudarán a los agricultores y a sus hogares a ser más resilientes a los desafíos que enfrentan, y más capaces de invertir en ellos mismos, sus granjas y sus comunidades.

Fuente: www.ifad.org