CALENTAMIENTO GLOBAL
Calentamiento global es un término utilizado habitualmente en dos sentidos:
Es el fenómeno observado en las medidas de la temperatura que muestra en promedio un aumento en la temperatura de la atmósfera terrestre y de los océanos en las últimas décadas.
Es una teoría que predice, a partir de proyecciones basadas en
simulaciones computacionales, un crecimiento futuro de las
temperaturas.
Algunas veces se utilizan las denominaciones cambio climático, que
designa a cualquier cambio en el clima, o cambio climático
antropogénico, donde se considera implícitamente la influencia de la
actividad humana. Calentamiento global y efecto invernadero no son
sinónimos. El efecto invernadero acrecentado por la contaminación
puede ser, según algunas teorías, la causa del calentamiento global
observado.
La temperatura del planeta ha venido
elevándose desde mediados del siglo XIX, cuando se puso fin a la
etapa conocida como la pequeña edad de hielo.
Predicciones basadas en diferentes modelos del incremento de la
temperatura media global respecto de su valor en el año
2000.Cualquier tipo de cambio climático además implica cambios en
otras variables. La complejidad del problema y sus múltiples
interacciones hacen que la única manera de evaluar estos cambios sea
mediante el uso de modelos computacionales que intentan simular la
física de la atmósfera y del océano y que tienen una precisión
limitada debido al desconocimiento del funcionamiento de la
atmósfera.
La teoría antropogénica predice que el calentamiento global
continuará si lo hacen las emisiones de gases de efecto invernadero
(GEI). El cuerpo de la ONU encargado del análisis de los datos
científicos es el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC,
por sus siglas en inglés de Inter-Governmental Panel on Climate
Change).
El IPCC indica que "La mayoría de los aumentos observados en las
temperaturas medias del globo desde la mitad del siglo XX son muy
probablemente debidos al aumento observado en las concentraciones de
GEI antropogénicas.".Sin embargo, existen algunas discrepancias al
respecto de que el dióxido de carbono sea el gas de efecto
invernadero que más influye en el Calentamiento Global de origen
antropogénico.
El Protocolo de Kyoto, acuerdo promovido por el IPCC, promueve una
reducción de emisiones contaminantes (principalmente CO2). El
protocolo ha sido tachado en ciertas ocasiones de injusto, ya que el
incremento de las emisiones tradicionalmente está asociado al
desarrollo económico, con lo que las naciones a las que más
afectaría el cumplimiento de este protocolo podrían ser aquellas
zonas menos desarrolladas.
En enero de 2009 la comisión medioambiental del Senado de los
Estados Unidos elaboró una lista con 650 científicos que disentían
del origen antrópico de los cambios de temperatura de la Tierra.
Registros de temperatura
Temperatura media terrestre en el período 1900 - 2004.El período
sobre el que se discute la evolución de la temperatura varía, a
menudo, indebidamente, según la tesis que se quiere defender. En
ocasiones desde la Revolución Industrial, otras desde el comienzo de
un registro histórico global de temperatura alrededor de 1860; o
sobre el siglo XX, o los 50 años más recientes.
La década más calurosa del pasado siglo XX fue, con diferencia, la
de los años 90. Los que niegan que haya calentamiento encuentran
culpable que muchos gráficos empleados para mostrar el calentamiento
empiecen en 1970, cuando comienza a subir de nuevo la temperatura
después de 36 años de un ligero descenso. Señalan que durante los
años posteriores a la Segunda Guerra Mundial se incrementó mucho la
emisión de los gases de efecto invernadero, y afirman, falsamente,
que en la época predominó entre los especialistas la alarma por un
posible oscurecimiento global o enfriamiento global a finales del
siglo XX. La interpretación actual, dentro del emergente consenso
científico sobre el cambio climático, del enfriamiento relativo de
mediados de siglo, lo atribuye al aumento en las emisiones de
aerosoles claros, que amplifican el albedo, determinando un
forzamiento negativo. Su reducción siguió a la sustitución de
combustibles y tecnologías por otros que emiten menos de estos
aerosoles, en parte por las medidas de lucha contra la contaminación
urbana e industrial y la lluvia ácida en los países desarrollados,
de manera que el aumento en la emisión global de aerosoles se ha
frenado.
En los últimos 20.000 años el suceso más importante es el final de
la Edad de Hielo, hace aproximadamente 12.000 años. Desde entonces,
la temperatura ha permanecido relativamente estable, aunque con
varias fluctuaciones como, por ejemplo, el Período de Enfriamiento
Medieval o Pequeña Edad del Hielo. Según el IPCC, durante el siglo
XX la temperatura promedio de la atmósfera se incrementó entre 0,4 y
0,8 °C.
Las temperaturas en la troposfera inferior se han incrementado entre
0,08 y 0,22 °C por decenio desde 1979. El aumento de la temperatura
no sigue una ley lineal, sino que presenta fluctuaciones debidas a
la variabilidad natural, siendo la más notable de ellas el fenómeno
de El Niño. Durante el mismo periodo las temperaturas en la
superficie terrestre muestran un incremento de aproximadamente 0,15
°C por decenio.
Teorías y objeciones:
El 15 de junio del 2009 la
Fundación BBVA le otorgó al investigador estadounidense
Wallace Broecker el premio Fronteras del Conocimiento por haber sido
el primero en utilizar la expresión "calentamiento global" en un
artículo publicado en la revista Science, en 1975 con el título
Cambio climático: ¿Estamos al borde de un calentamiento global
pronunciado?.
El debate ha sobrepasado el ámbito científico y ha llegado al debate
público. Al Gore, autor de "Earth in the Balance" (La Tierra en
juego) y el documental "Una verdad incómoda" recibió el Premio Nobel
de la Paz en el 2007, junto al Grupo Intergubernamental sobre el
Cambio Climático (IPCC) de la ONU, «por sus esfuerzos para construir
y diseminar un mayor conocimiento sobre el cambio climático causado
por el hombre y poner las bases para la toma de las medidas que sean
necesarias para contrarrestar ese cambio».
Muchas de las teorías del calentamiento global son motivo de
controversia, principalmente por sus repercusiones económicas.
Existe un debate social y político sobre la cuestión, en tanto que
la comunidad científica internacional ha llegado a un consenso
científico suficiente para exigir una acción internacional
concertada para aminorar sus efectos.
Los defensores de la teoría del calentamiento global por causas
antropogénicas expresan una amplia gama de opiniones, aunque la
posición mayoritaria es la defendida por el IPCC, que culpa a la
actividad industrial y pide la disminución de emisiones de gases de
efecto invernadero.
Algunos científicos simplemente reconocen como datos observables los
incrementos de temperatura. Otros apoyan medidas como el Protocolo
de Kioto sobre el cambio climático, que intentan tener cierto efecto
sobre el clima futuro y llevar a cabo otras medidas posteriormente.
Estos piensan que el daño medioambiental tendrá un impacto tan serio
que deben darse pasos inmediatamente para reducir las emisiones de
CO2, a pesar de los costos económicos para las naciones. Por ejemplo
Estados Unidos, que produce mayores emisiones de gases de efecto
invernadero que cualquier otro país, en términos absolutos, y es el
segundo mayor emisor per cápita después de Australia.
Los economistas también han alertado de los efectos desastrosos que
tendrá el cambio climático sobre la economía mundial con reducciones
de hasta un 20% en el crecimiento, cuando las medidas para evitarlo
no sobrepasarían el 1%. Los daños económicos predichos provendrían
principalmente del efecto de las catástrofes naturales, con
cuantiosas pérdidas de vidas humanas, por ejemplo en Europa.
También existen autores escépticos, como Bjørn Lomborg, que ponen en
duda el calentamiento global, basándose en los mismos datos usados
por los defensores del calentamiento global. La revista Scientific
American (enero de 2002), dedicó un número especial para refutar el
libro de Bjørn Lomborg, donde los autores de los reportes citados
por el autor, le acusan de falsearlos o malinterpretarlos.
Algunos científicos defienden que no están demostradas las teorías
que predicen el incremento futuro de las temperaturas, argumentando
que las diferencias del índice de calentamiento en el próximo siglo
entre los diferentes modelos informáticos es de más del 400% (a
pesar de que en esta horquilla de variación siempre se recogen
aumentos significativos). Estos científicos han sido acusados de
estar financiados por consorcios petroleros o presionados por sus
fuentes de financiación públicas como el gobierno de los EE. UU.
Los cálculos de Wigley:
T.M.L. Wigley, del NCAR, publicó en 1998 los resultados de la
aplicación de un modelo climático a los efectos del Protocolo de
Kioto, distinguiendo tres casos en el comportamiento de los países
del anexo B del protocolo (los industrializados):
que el cumplimiento del protocolo fuera seguido por una sujeción a
sus límites, pero sin nuevas medidas de reducción;
que el protocolo fuera cumplido, pero no seguido de ninguna
limitación (sino de lo que se llama en inglés bussiness as usual);
que el protocolo, una vez cumplido, se continuara con una reducción
de las emisiones del 1% anual.
Las reducciones del calentamiento previsto por el modelo para 2050
(2,5°C) eran respectivamente 0,11-0,21 °C (aproximadamente 6%),
0,06-0,11 °C (3%) y alrededor de 0,35 °C (14%). En todos los casos
los resultados son muy modestos. Los llamados escépticos se
atuvieron al segundo caso (3% de 2,5 °C, es decir, 0,7 °C) y lo
esgrimieron sistemáticamente como prueba de la inutilidad del
protocolo de Kioto. Fue usado por ejemplo, en el Congreso de Estados
Unidos, aún bajo administración Clinton, para parar la adhesión a
Kioto.Wigley es citado por los opuestos a cualquier regulación para
declarar que el protocolo de Kyoto es innecesario, por inútil, en
contra de la conclusión del propio Wigley para quien es
insuficiente, pero aun así es «importante como primer paso hacia la
estabilización del sistema climático.» El propio Wigley ha revisado
la cuestión en un trabajo más reciente, concluyendo que «para
estabilizar las temperaturas medias globales, necesitamos finalmente
reducir las emisiones de gases de invernadero muy por debajo de los
niveles actuales de todo el mundo y los establecidos>>.
Teorías que intentan
explicar los cambios de temperatura:
El clima varía por procesos naturales tanto internos como externos.
Entre los primeros destacan las emisiones volcánicas, y otras
fuentes de gases de efecto invernadero (como por ejemplo el metano
emitido en las granjas animales). Entre los segundos pueden citarse
los cambios en la órbita de la Tierra alrededor del Sol (Teoría de
Milankovitch) y la propia actividad solar.
Los especialistas en climatología aceptan que la Tierra se ha
calentado recientemente (El IPCC cita un incremento de 0.6 ± 0.2 °C
en el siglo XX). Más controvertida es la posible explicación de lo
que puede haber causado este cambio. Tampoco nadie discute que la
concentración de gases invernadero ha aumentado y que la causa de
este aumento es probablemente la actividad industrial durante los
últimos 200 años.
También existen diferencias llamativas entre las mediciones
realizadas en las estaciones meteorológicas situadas en tierra (con
registros en raras ocasiones comenzados desde finales del siglo XIX
y en menos ocasiones todavía de una forma continuada) y las medidas
de temperaturas realizadas con satélites desde el espacio (todas
comenzadas a partir de la segunda mitad del siglo XX). Estas
diferencias se han achacado a los modelos utilizados en las
predicciones del aumento de temperatura existente en el entorno de
las propias estaciones meteorológicas debido al desarrollo urbano
(el efecto llamado Isla de calor). Dependiendo del aumento predicho
por estos modelos las temperaturas observadas por estas estaciones
serán mayores o menores (en muchas ocasiones incluso prediciendo
disminuciones de las temperaturas).
Teoría de los gases
invernadero
Concentración de dióxido de carbono en los últimos 417.000 años. La
parte roja indica la variación a partir de 1800.La hipótesis de que
los incrementos o descensos en concentraciones de gases de efecto
invernadero pueden dar lugar a una temperatura global mayor o menor
fue postulada extensamente por primera vez a finales del s. XIX por
Svante Arrhenius, como un intento de explicar las eras glaciales.
Sus coetáneos rechazaron radicalmente su teoría.
La teoría de que las emisiones de gases de efecto invernadero están
contribuyendo al calentamiento de la atmósfera terrestre ha ganado
muchos adeptos y algunos oponentes en la comunidad científica
durante el último cuarto de siglo. El IPCC, que se fundó para
evaluar los riesgos de los cambios climáticos inducidos por los
seres humanos, atribuye la mayor parte del calentamiento reciente a
las actividades humanas. La Academia Nacional de Ciencias de Estados
Unidos (National Academy of Sciences, NAC) también respaldó esa
teoría. El físico atmosférico Richard Lindzen y otros escépticos se
oponen a aspectos parciales de la teoría.
Hay muchos aspectos sutiles en esta cuestión. Los científicos
atmosféricos saben que el hecho de añadir dióxido de carbono CO2 a
la atmósfera, sin efectuar otros cambios, tenderá a hacer más cálida
la superficie del planeta. Pero hay una cantidad importante de vapor
de agua (humedad, nubes) en la atmósfera terrestre, y el vapor de
agua es un gas de efecto invernadero. Si la adición de CO2 a la
atmósfera aumenta levemente la temperatura, se espera que más vapor
de agua se evapore desde la superficie de los océanos. El vapor de
agua así liberado a la atmósfera aumenta a su vez el efecto
invernadero (El vapor de agua es un gas de invernadero más eficiente
que el CO2. A este proceso se le conoce como la retroalimentación
del vapor de agua (water vapor feedback en inglés). Es esta
retroalimentación la causante de la mayor parte del calentamiento
que los modelos de la atmósfera predicen que ocurrirá durante las
próximas décadas. La cantidad de vapor de agua así como su
distribución vertical son claves en el cálculo de esta
retroalimentación. Los procesos que controlan la cantidad de vapor
en la atmósfera son complejos de modelar y aquí radica gran parte de
la incertidumbre sobre el calentamiento global.
El papel de las nubes es también crítico. Las nubes tienen efectos
contradictorios en el clima. Cualquier persona ha notado que la
temperatura cae cuando pasa una nube en un día soleado de verano,
que de otro modo sería más caluroso. Es decir: las nubes enfrían la
superficie reflejando la luz del Sol de nuevo al espacio. Pero
también se sabe que las noches claras de invierno tienden a ser más
frías que las noches con el cielo cubierto. Esto se debe a que las
nubes también devuelven algo de calor a la superficie de la Tierra.
Si el CO2 cambia la cantidad y distribución de las nubes podría
tener efectos complejos y variados en el clima y una mayor
evaporación de los océanos contribuiría también a la formación de
una mayor cantidad de nubes.
A la vista de esto, no es correcto imaginar que existe un debate
entre los que "defienden" y los que "se oponen" a la teoría de que
la adición de CO2 a la atmósfera terrestre dará como resultado que
las temperaturas terrestres promedio serán más altas. Más bien, el
debate se centra sobre lo que serán los efectos netos de la adición
de CO2, y en si los cambios en vapor de agua, nubes y demás podrán
compensar y anular este efecto de calentamiento. El calentamiento
observado en la Tierra durante los últimos 50 años parece estar en
oposición con la teoría de los escépticos de que los mecanismos de
autorregulación del clima compensarán el calentamiento debido al
CO2.
Los científicos han estudiado también este tema con modelos
computarizados del clima. Estos modelos se aceptan por la comunidad
científica como válidos solamente cuando han demostrado poder
simular variaciones climáticas conocidas, como la diferencia entre
el verano y el invierno, la Oscilación del Atlántico Norte o El
Niño. Se ha encontrado universalmente que aquellos modelos
climáticos que pasan estas evaluaciones también predicen siempre que
el efecto neto de la adición de CO2 será un clima más cálido en el
futuro, incluso teniendo en cuenta todos los cambios en el contenido
de vapor de agua y en las nubes. Sin embargo, la magnitud de este
calentamiento predicho varía según el modelo, lo cual probablemente
refleja las diferencias en el modo en que los diferentes modelos
representan las nubes y los procesos en que el vapor de agua es
redistribuido en la atmósfera.
Sin embargo, las predicciones obtenidas con estos modelos no
necesariamente tienen que cumplirse en el futuro. Los escépticos en
esta materia responden que las predicciones contienen exageradas
oscilaciones de más de un 400% entre ellas, que hace que las
conclusiones sean inválidas, contradictorias o absurdas. Los
ecólogos responden que los escépticos no han sido capaces de
producir un modelo de clima que no prediga que las temperaturas se
elevarán en el futuro. Los escépticos discuten la validez de los
modelos teóricos basados en sistemas de ecuaciones diferenciales,
que son sin embargo un recurso común en todas las áreas de la
investigación de problemas complejos difíciles de reducir a pocas
variables, cuya incertidumbre es alta siempre por la simplificación
de la realidad que el modelo implica y por la componente caótica de
los fenómenos implicados. Los modelos evolucionan poniendo a prueba
su relación con la realidad prediciendo (retrodiciendo) evoluciones
ya acaecidas y, gracias a la creciente potencia de los ordenadores,
aumentando la resolución espacial y temporal, puesto que trabajan
calculando los cambios que afectan a pequeñas parcelas de la
atmósfera en intervalos de tiempo discretos.
Las industrias que utilizan el carbón como fuente de energía, los
tubos de escape de los automóviles, las chimeneas de las fábricas y
otros subproductos gaseosos procedentes de la actividad humana
contribuyen con cerca de 22.000 millones de toneladas de dióxido de
carbono (correspondientes a 6.000 millones de toneladas de carbón
puro) y otros gases de efecto invernadero a la atmósfera terrestre
cada año. La concentración atmosférica de CO2 se ha incrementado
hasta un 31% por encima de los niveles pre-industriales, desde 1750.
Esta concentración es considerablemente más alta que en cualquier
momento de los últimos 420.000 años, el período del cual han podido
obtenerse datos fiables a partir de núcleos de hielo. Se cree, a
raíz de una evidencia geológica menos directa, que los valores de
CO2 estuvieron a esta altura por última vez hace 40 millones de
años. Alrededor de tres cuartos de las emisiones antropogénicas de
CO2 a la atmósfera durante los últimos 20 años se deben al uso de
combustibles fósiles. El resto es predominantemente debido a usos
agropecuarios, en especial deforestación.
Los gases de efecto invernadero toman su nombre del hecho de que no
dejan salir al espacio la energía que emite la Tierra, en forma de
radiación infrarroja, cuando se calienta con la radiación procedente
del Sol, que es el mismo efecto que producen los vidrios de un
invernadero de jardinería. Aunque éstos se calientan principalmente
al evitar el escape de calor por convección.
El efecto invernadero natural que suaviza el clima de la Tierra no
es cuestión que se incluya en el debate sobre el calentamiento
global. Sin este efecto invernadero natural las temperaturas caerían
aproximadamente 30 °C. Los océanos podrían congelarse, y la vida,
tal como la conocemos, sería imposible. Para que este efecto se
produzca, son necesarios estos gases de efecto invernadero, pero en
proporciones adecuadas. Lo que preocupa a los climatólogos es que
una elevación de esa proporción producirá un aumento de la
temperatura debido al calor atrapado en la baja atmósfera.
Los incrementos de CO2 medidos desde 1958 en Mauna Loa muestran una
concentración que se incrementa a una tasa de cerca de 1.5 ppm por
año. De hecho, resulta evidente que el incremento es más rápido de
lo que sería un incremento lineal. El 21 de marzo del 2004 se
informó de que la concentración alcanzó 376 ppm (partes por millón).
Los registros del Polo Sur muestran un crecimiento similar al ser el
CO2 un gas que se mezcla de manera homogénea en la atmósfera.
Teoría de la variación
solar: Se han propuesto varias
hipótesis para relacionar las variaciones de la temperatura
terrestre con variaciones de la actividad solar, que han sido
refutadas por los físicos Terry Sloan y Arnold W. Wolfendale. La
comunidad meteorológica ha respondido con escepticismo, en parte,
porque las teorías de esta naturaleza han sufrido idas y venidas
durante el curso del siglo XX.
Sami Solanki, director del Instituto Max Planck para la
Investigación del Sistema Solar, en Göttingen (Alemania), ha dicho:
El Sol está en su punto álgido de actividad durante los últimos 60
años, y puede estar ahora afectando a las temperaturas globales. Las
dos cosas: el Sol más brillante y unos niveles más elevados de los
así llamados "gases de efecto invernadero", han contribuido al
cambio de la temperatura de la Tierra, pero es imposible decir cuál
de los dos tiene una incidencia mayor.
Willie Soon y Sallie Baliunas del Observatorio de Harvard
correlacionaron recuentos históricos de manchas solares con
variaciones de temperatura. Observaron que cuando ha habido menos
manchas solares, la Tierra se ha enfriado (Ver Mínimo de Maunder y
Pequeña Edad de Hielo) y que cuando ha habido más manchas solares,
la Tierra se ha calentado, aunque, ya que el número de manchas
solares solamente comenzó a estudiarse a partir de 1700, el enlace
con el período cálido medieval es, como mucho, una especulación.
Las teorías han defendido normalmente uno de los siguientes tipos:
Los cambios en la radiación solar afectan directamente al clima.
Esto es considerado en general improbable, ya que estas variaciones
parecen ser pequeñas.
Las variaciones en el componente ultravioleta tienen un efecto. El
componente UV varía más que el total.
Efectos mediados por cambios en los rayos cósmicos (que son
afectados por el viento solar, el cual es afectado por el flujo
solar), tales como cambios en la cobertura de nubes.
Aunque pueden encontrarse a menudo correlaciones, el mecanismo
existente tras esas correlaciones es materia de especulación. Muchas
de estas explicaciones especulativas han salido mal paradas del paso
del tiempo, y en un artículo "Actividad solar y clima terrestre, un
análisis de algunas pretendidas correlaciones" (Journal of
Atmospheric and Solar-Terrestrial Physics, 2003 p801–812) Peter Laut
demuestra que hay inexactitudes en algunas de las más populares,
notablemente en las de Svensmark y Lassen (ver más abajo).
Variaciones en el ciclo solar.En 1991 Knud Lassen, del Instituto
Meteorológico de Dinamarca, en Copenhague, y su colega Eigil Friis-Christensen,
encontraron una importante correlación entre la duración del ciclo
solar y los cambios de temperatura en el Hemisferio Norte.
Inicialmente utilizaron mediciones de temperaturas y recuentos de
manchas solares desde 1861 hasta 1989, pero posteriormente
encontraron que los registros del clima de cuatro siglos atrás
apoyaban sus hallazgos. Esta relación aparentemente explicaba, de
modo aproximado, el 80% de los cambios en las mediciones de
temperatura durante ese período. Sallie Baliuna, un astrónomo del
Centro Harvard-Smithsoniano para la astrofísica (Harvard-Smithsonian
Center for Astrophysics), se encuentra entre los que apoyan la
teoría de que los cambios en el Sol "pueden ser responsables de los
cambios climáticos mayores en la Tierra durante los últimos 300
años, incluyendo parte de la reciente ola de calentamiento global".
Sin embargo, el 6 de mayo de 2000 la revista New Scientist informó
que Lassen y el astrofísico Peter Thejil habían actualizado la
investigación de Lassen de 1991 y habían encontrado que, a pesar de
que los ciclos solares son responsables de cerca de la mitad de la
elevación de temperatura desde 1900, no logran explicar una
elevación de 0,4 °C desde 1980:
Las curvas divergen a partir de 1980 y se trata de una desviación
sorprendentemente grande. Algo más está actuando sobre el clima.
Tiene las «huellas digitales» del efecto invernadero.
Posteriormente, en el mismo año, Peter Stoff y otros investigadores
de Centro Hadley, en el Reino Unido, publicaron un artículo en el
que dieron a conocer el modelo de simulación hasta la fecha más
exhaustivo sobre el clima del Siglo XX. Su estudio prestó atención
tanto a los agentes forzadores naturales (variaciones solares y
emisiones volcánicas) como al forzamiento antropogénico (gases
invernadero y aerosoles de sulfato). Al igual que Lassen y Thejil,
encontraron que los factores naturales daban explicación al
calentamiento gradual hasta aproximadamente 1960, seguido
posteriormente de un retorno a las temperaturas de finales del siglo
XIX, lo cual era consistente con los cambios graduales en el
forzamiento solar a lo largo del siglo XX y la actividad volcánica
durante las últimas décadas.
Sin embargo, estos factores no podían explicar por sí solos el
calentamiento en las últimas décadas. De forma similar, el
forzamiento antropogénico, por sí solo, era insuficiente para
explicar el calentamiento entre 1910-1945, pero era necesario para
simular el calentamiento desde 1976. El equipo de Stott encontró que
combinando todos estos factores se podía obtener una simulación
cercana a la realidad de los cambios de temperatura globales a lo
largo del siglo XX. Predijeron que las emisiones continuadas de
gases invernadero podían causar incrementos de temperatura
adicionales en el futuro "a un ritmo similar al observado en las
décadas recientes".
Otras hipótesis:
Se han propuesto otras hipótesis en el ámbito científico:
El incremento en temperatura actual es predecible a partir de la
teoría de las Variaciones orbitales, según la cual, los cambios
graduales en la órbita terrestre alrededor del Sol y los cambios en
la inclinación axial de la Tierra afectan a la cantidad de energía
solar que llega a la Tierra.
El calentamiento se encuentra dentro de los límites de variación
natural y no necesita otra explicación particular.
El calentamiento es una consecuencia del proceso de salida de un
periodo frío previo, la Pequeña Edad de Hielo y no requiere otra
explicación.
En ocasiones se atribuye el aumento en las medidas al sesgo en la
lectura de los termómetros de las Estaciones Meteorológicas
"inmersas" en las isla de calor que han formado las edificaciones en
las ciudades.
Algunos escépticos argumentan que la tendencia al calentamiento no
está dentro de los márgenes de lo que es posible observar
(dificultad de generar un promedio de la temperatura terrestre para
todo el globo debido a la ausencia de estaciones meteorológicas,
especialmente en el océano, sensibilidad de los instrumentos a
cambios de unas pocas decenas de grados celsius), y que por lo tanto
no requiere de una explicación a través del efecto invernadero.
El calentamiento global en
el pasado: Los geólogos creen que
la Tierra experimentó un calentamiento global durante el Jurásico
inferior con elevaciones medias de temperatura que llegaron a 5 °C.
Ciertas investigaciones indican que esto fue la causa de que se
acelerase la erosión de las rocas hasta en un 400%, un proceso en el
que tardaron 150.000 años en volver los valores de dióxido de
carbono a niveles normales. Posteriormente se produjo también otro
episodio de calentamiento global conocido como Máximo térmico del
Paleoceno-Eoceno.
Modelos climáticos:
Los modelos climáticos más recientes dan una buena simulación de los
cambios globales de temperatura en el siglo XX. La simulaciones
climáticas no atribuyen inequívocamente el calentamiento que ocurrió
desde 1910 hasta 1945 a variaciones naturales o a forzamientos
antropogénicos. Todos los modelos muestran que el calentamiento
habido entre 1975 y 2000 es en gran medida antropogénico. Estas
conclusiones dependen de la exactitud de los modelos utilizados y de
la correcta estimación de los factores externos.
La mayoría de los científicos están de acuerdo en que hay procesos
climáticos importantes que están incorrectamente explicados en los
modelos climáticos, pero no piensan que otros modelos mejores puedan
cambiar la conclusión sobre el origen del calentamiento global
actual (fuente IPCC).
Los críticos puntualizan que hay defectos y factores externos no
especificados que no se han tenido en consideración, y que podrían
cambiar la conclusión del IPCC. Algunos críticos no identificados
dicen que las simulaciones climáticas son incapaces de acomodar los
mecanismos de autorregulación del vapor de agua ni de manejar nubes.
Algunos efectos solares indirectos pueden ser muy importantes y no
han sido explicados por los modelos
"En la investigación y la creación de modelos climáticos, debemos
reconocer que nos enfrentamos con un sistema caótico no lineal, y
por lo tanto las predicciones a largo plazo de los estados
climáticos futuros no son posibles".
Datos puntuales:
Ciertos datos concretos recogidos de pruebas científicas ayudan a
comprender el alcance del fenómeno del calentamiento global,
entender sus causas y vislumbrar sus consecuencias.
Según un artículo publicado en enero del 2004, el calentamiento
global podría exterminar a una cuarta parte de todas las especies de
plantas y animales de la Tierra para el 2050.
Estudios realizados, muestran que la década de los noventa, fue la
más caliente en los últimos mil años.
En caso de que toda la capa de hielo de la Antártida se fundiera, el
nivel del mar aumentaría aproximadamente 61 m: un aumento de sólo 6
m bastaría para inundar Londres y a Nueva York.
El nivel del dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera podría
duplicarse en los próximos 30 o 50 años.
Los países más afectados son los principales en promover la
reducción de emisión de los gases invernadero
En 1984 el tamaño del hueco en la capa de ozono, que se mide sobre
la Antártida, era aproximadamente 7 millones de km², hasta 1990
alcanzó los 29 millones de km² (cuatro veces mayor). Desde el año
90, el agujero de Ozono sigue una tendencia a la reducción
La aceleración del flujo del hielo en regiones de Groenlandia se
estimó en 2000 que disminuye el volumen de su capa de hielo en 51
km³/año[28] , aunque una revaluación más reciente sitúa el número en
150 km³/año. Parte del aumento se debe a una aceleración reciente de
la fusión de los glaciares periféricos, y se estima que su
contribución al aumento del nivel del mar ha alcanzado en 2005 un
valor 0,57±0.1 mm/año.
Indonesia es el país con mayor número de mamíferos y pájaros en
peligro de extinción, 128 y 104 respectivamente.
En Estados Unidos se recupera sólo el 11% de los residuos sólidos
producidos, y en Europa Occidental es del 30%.
Brasil fue entre 1990 y 2000 el país en el que hubo mayor
deforestación con 22.264 km²
Cinco de los 10 países que más deforestan se encuentran en el
continente africano.
Datos del IPCC en su tercer
informe: (2001) En relación a esta
afirmación: "Estudios realizados, muestran que la década de los
noventa, fue la más caliente en los últimos mil años."
el IPCC dice exactamente: A escala mundial, es muy probable(66-90%)
que el decenio del 1990 fuera el más cálido desde que se dispone de
registros instrumentales.
El IPCC afirma en el informe de síntesis lo siguiente:
Se proyecta que los glaciares y las capas de hielo continúen su
retirada generalizada durante el siglo XXI. Se prevé que en el
Hemisferio Norte disminuyan aún más la capa de nieve, el permafrost,
y la extensión del hielo marino. Es posible que la capa de hielo
antártica aumente su masa, mientras que la de Groenlandia la pierda
IPPC: cambios en la atmósfera, clima y sistema biológico terrestre
durante el siglo XX:
Temperatura media mundial de la superficie: aumento en el 0,6 ± 0,2
°C en el siglo XX; la superficie de la Tierra se ha calentado más
que los océanos (muy probable: 90-99%)
Temperatura en la superficie del Hemisferio Norte: aumento durante
el siglo XX más que en otro siglo de los últimos 1.000 años; el
decenio de 1990 ha sido el más cálido del milenio (probable 66-90%).
Temperatura diurna de la superficie: disminución en el período
1950-2000 en las zonas terrestres; las temperaturas mínimas
nocturnas han aumentado el doble de las temperaturas máximas diurnas
(probable 66-90%).
Se entiende que los bosques y selvas naturales que conocemos como
paraísos salvajes han sido siempre la impronta del cultivo de los
nativos de dichos bosques, se podría decir incluso que son "bosques
cultivados" y que la deforestación ha existido desde el principio de
los días de la especie humana, pero no a la escala actual.
La relación armoniosa del hombre "salvaje" y la "madre naturaleza"
no ha sido ni mayor ni mejor que la que actualmente se pueda ejercer
sin prácticas ecologistas, no es un modelo a seguir por lo tanto,
simplemente fue adaptación.
IPCC: Conclusiones finales:
las concentraciones atmosféricas de los secundarios gases de efecto
invernadero antropogénicos (CO2, CH4, N2O y el O3 troposférico) han
aumentado en gran medida desde 1750. El principal gas de invernadero
es el vapor de agua
Algunos gases secundarios de efecto invernadero perduran mucho
tiempo (por ejemplo, el CO2, el N2O y los PFC).
Gran parte del calentamiento observado durante los últimos 50 años
se ha producido probablemente por un aumento de concentraciones de
gases de efecto invernadero debido a actividades humanas.
Historia del calentamiento
global: El primero en manifestar un
interés por la materia fue Svante August Arrhenius, quien en 1903
publicó Lehrbuch der Kosmischen Physik (Tratado de física del
Cosmos) que trataba por primera vez de la posibilidad de que la
quema de combustibles fósiles incrementara la temperatura media de
la Tierra. Entre otras cosas calculaba que se encestarían 3000 años
de combustión de combustibles para que se alterara el clima del
planeta, bajo la suposición que los océanos captarían todo el CO2
(Actualmente se sabe que los oceanos han absorbido un 48% del CO2
antropogénico desde 1800) Arrhenius estimó el incremento de la
temperatura del planeta cuando se doblara la concentración de
dióxido de carbono de la atmósfera. Fijaba un incremento de 5 °C y
otorgaba una valoración positiva a este incremento de temperatura
porque imaginaba que aumentaría la superficie cultivable y que los
países más septentrionales serían mas productivos.
Concentración de CO2 atmosférico medido en el observatorió de Mauna
Loa: Curva de Keeling measured at Mauna Loa Observatory: The Keeling
Curve..En las décadas siguientes las teorías de Arrhenius fueron
poco valoradas, pues se creía que el CO2 no influía en la
temperatura del planeta y el efecto invernadero se atribuía
exclusivamente al vapor de agua. El 19 de mayo de 1937, 35 años
después de que Arrhenius publicara su teoría, Callendar (tecnólogo
especialista en vapor) publicó "The artificial prodution of carbon
dioxide and its influence on temperature" (La producción artificial
de dióxido de carbono y su influencia en la temperatura), tratado
que corregía algunas estimaciones realizadas por Arrhenius, como la
capacidad de los océanos para absorber CO2. Callendar estimaba en
0,003 °C el incremento de temperatura por año (actualmente se estima
que en la segunda mitad del siglo XX se ha producido un incremento
de 0.005 °C por año).
En los años 1940 se desarrolló la espectrofotometría de infrarrojos,
que ha permitido conocer que el CO2 absorbe la luz de manera
distinta al vapor de agua, incrementando notablemente el efecto
invernadero. Todo esto fue resumido por Gilbert Plass en el año
1955.
Pese a los estudios teóricos, no existían aún evidencias científicas
del cambio climático. La primera evidencia científica apareció en
1958 cuando Charles Keeling empezó a representar el comportamiento
del CO2 atmosférico. Usaba datos de una estación en Mauna Loa y otra
en la Antártica. Un poco antes, la Organización Meteorológica
Mundial ya había iniciado diversos planos de seguimiento, que tenían
como objetivo, entre otras cosas, de calcular los niveles de CO2 en
la troposfera.
En 1974, aceptadas ya las hipótesis científicas, la OMM decidió
crear un equipo de expertos sobre el cambio climático. Así en 1985
tuvo lugar la conferencia de Villach (Austria), donde las Naciones
Unidas y el Consejo Internacional para el Medio Ambiente concluyeron
que para finales del siglo XXI se podría producir un aumento en las
temperaturas de entre 1,5 y 4,5 °C y un ascenso del nivel del mar
entre 20 y 140 cm
El revuelo social que produjeron todos estos estudios facilitó que
en 1988 se fundara el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el
Cambio Climático (IPCC), que en 1990, concluyo después de su primera
reunión que de seguir con el ritmo actual de emisiones de gases de
efecto invernadero, cabría esperar un aumento de 0,3 °C por decenio
durante el próximo siglo (mayor que el producido durante los últimos
10.000 años). En 1992 se celebró en Río de Janeiro la Conferencia de
Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, también
conocida como la Cumbre de la Tierra, donde más de 150 países
acudieron y se logró aprobar la Convención Marco sobre el Cambio
Climático para tratar de estabilizar las emisiones de gases de
efecto invernadero a un nivel aceptable.
En 1997 se comenzó a redactar el protocolo de Kioto sobre el cambio
climático cuyo objetivo era reducir las emisiones de los principales
gases de efecto invernadero: dióxido de carbono, metano, óxido
nitroso, hexafluoruro de azufre, hidrofluorocarbonos,
perfluorocarbonos. Se justificó no incluir el vapor de agua entre
los gases de efecto invernadero considerados. Su redacción finalizó
en 1998 aunque no entró en vigor hasta noviembre de 2004 cuando fue
ratificado por Rusia.
Tras el tercer informe del IPCC, se consideró la necesidad de un
nuevo protocolo más severo y con la ratificación de más países
aparte del G77. Por esta razón, en 2005 se reunieron en Montreal
todos los países que hasta el momento habían ratificado el protocolo
de Kioto y otros países responsables de la mayoría de las emisiones
de gases de efecto invernadero, incluyendo Estados Unidos, China e
India. La negociación en Montreal proveía la redacción de unas bases
para la futura negociación de un nuevo protocolo que entraría en
vigor en 2012, fecha de caducidad del actual protocolo. Durante la
reunión, varios países pusieron objeciones y retrasaron el pre-acuerdo
(es el caso de Estados Unidos o Rusia) pero después de retrasar
algunos días el final de la negociación se llegó a un pre-acuerdo.
En Bali entre el 3 y el 13 de diciembre de 2007 se reanudaron las
negociaciones y aunque no se fijaron límites para los gases de
efecto invernadero, se alcanzó un acuerdo que, entre otras cosas,
incentivaba la distribución de energías renovables entre los países
en vías de desarrollo para que estos no basaran su crecimiento
económico en la quema de combustibles fósiles.
Efectos potenciales del
calentamiento global
Anomalía de temperaturas medias en el período 1995 - 2004.Muchas
organizaciones públicas, organizaciones privadas, gobiernos y
personas individuales están preocupados por que el calentamiento
global pueda producir daños globales en el medio ambiente y la
agricultura.
Esto es materia de una controversia considerable, con los grupos
ecologistas exagerando los daños posibles y los grupos cercanos a la
industria cuestionando los modelos climáticos y las consecuencias
del calentamiento global —subvencionando ambos a los científicos
para que también lo hagan—.
Debido a los efectos potenciales en la salud humana y en la
economía, y debido a su impacto en el ambiente, el calentamiento
global es motivo de gran preocupación. Se han observado ciertos
procesos y se los ha relacionado con el calentamiento global. La
disminución de la capa de nieve, la elevación del nivel de los mares
y los cambios meteorológicos son consecuencias del calentamiento
global que pueden influir en las actividades humanas y en los
ecosistemas. Algunas especies pueden ser forzadas a emigrar de sus
hábitats para evitar su extinción debido a las condiciones
cambiantes, mientras otras especies pueden extenderse. Pocas de las
ecorregiones terrestres pueden esperar no resultar afectadas.
Elevación del nivel de los mares, medido en 23 estaciones fijas,
entre 1900 y 2000.Otro motivo de gran preocupación para algunos es
la elevación del nivel de los mares. Los niveles de los mares se
están elevando entre 1 y 2 centímetros por decenio, a la vez que se
agudizan los fenómenos climáticos extremos, y algunas naciones
isleñas del Océano Pacífico, como Tuvalu, ya están trabajando en los
detalles de una eventual evacuación. El calentamiento global da
lugar a elevaciones del nivel marino debido a que el agua de los
mares se expande cuando se calienta, además de que se produce un
aumento de la cantidad de agua líquida procedente de la reducción de
los glaciares de montaña y se teme un decrecimiento de los casquetes
glaciares. En palabras del TAR del IPCC:
Se prevé que el nivel medio global del mar se elevará entre 9 y 99
cm entre 1990 y 2100. y en caso de que todo el hielo de la
Antártida se derritiera, el nivel del mar aumentaría 125 m.
Conforme el clima se haga más cálido la evaporación se incrementará.
Esto causaría un aumento de las precipitaciones lluviosas y más
erosión. Mucha gente piensa que esto podría resultar en un tiempo
meteorológico más extremo conforme progrese el calentamiento global.
El TAR del IPCC dice:
Se prevé que la concentración global de vapor de agua y las
precipitaciones se incrementarán durante el siglo XXI. Para la
segunda mitad del siglo XXI es probable que las precipitaciones se
hayan incrementado en las latitudes medio-altas y en la Antártida en
invierno. En las bajas latitudes habrán tanto incrementos como
decrecimientos regionales según diferentes áreas. En la mayoría de
las áreas serán probables variaciones interanuales y se espera un
incremento en las precipitaciones.
El calentamiento global tendría otros efectos menos evidentes. La
corriente del Atlántico norte, por ejemplo, se debe a los cambios de
temperatura. Parece ser que, conforme el clima se hace más cálido,
esta corriente está disminuyendo, y esto quiere decir que áreas como
Escandinavia y Gran Bretaña, que son calentadas por esta corriente,
podrían presentar un clima más frío, en lugar del calentamiento
general global.
Hoy se teme que el calentamiento global sea capaz de desencadenar
cambios bruscos de temperatura, incluso a la baja. La corriente del
Atlántico Norte data de la época del deshielo de la última
glaciación (hace 14.000 años). Hace 11.000 años esa corriente sufrió
una interrupción que duró 1.000 años. Esto provocó el miniperíodo
glacial conocido como Dryas reciente —el nombre de una flor
silvestre alpina, Dryas octopetala— que duró 900 años en el noroeste
de Norteamérica y el norte de Europa.
El calentamiento global modificaría la distribución de la fauna y
floras del planeta. Ello supondría la expansión de enfermedades de
las que algunos de esos animales son portadores. Tal es el caso de
la malaria, el dengue o la fiebre amarilla, cuyos vectores son
ciertas especies de mosquitos que habitan principalmente en zonas
tropicales.
El calentamiento global también podría tener efectos positivos, ya
que las mayores temperaturas y mayores concentraciones de CO2 pueden
mejorar la productividad de los ecosistemas. Los datos aportados por
satélites muestran que la productividad del Hemisferio Norte se ha
incrementado desde 1982. Por otro lado, un incremento en la cantidad
total de la biomasa producida no es necesariamente bueno, ya que
puede disminuir la biodiversidad aunque florezcan un pequeño número
de especies. De forma similar, desde el punto de vista de la
economía humana, un incremento en la biomasa total pero un descenso
en las cosechas podría ser una desventaja. Además, los modelos del
IPCC predicen que mayores concentraciones de CO2 podrían favorecer
la flora hasta cierto punto, ya que en muchas regiones los factores
limitantes son el agua y los nutrientes, no la temperatura o el CO2.
Tras ese punto, incluso aunque los efectos invernadero y del
calentamiento continuasen, podría no haber ningún incremento del
crecimiento.
Otro posible punto de discusión es la influencia de los efectos del
calentamiento global en el equilibrio económico humano norte-sur.
Por ejemplo, si provocaría una mayor desertización de los países
áridos y semiáridos y un clima más benigno en los países fríos, o
bien si el efecto sería diferente.
En el plano económico, el Informe Stern encargado por el gobierno
británico en 2005 pronosticó una recesión del 20% del PIB mundial
debido al cambio climático, si no se tomaban una serie de medidas
preventivas que, en conjunto, absorberían el 1% del PIB (Producto
Interno Bruto) mundial.
La relación entre el
calentamiento global y la reducción de ozono:
Aunque se menciona frecuentemente en la
prensa popular una relación entre el calentamiento global y la
reducción de ozono, esta conexión no es fuerte. Existen tres áreas
de enlace:
El calentamiento global producido por el forzamiento radiativo por
CO2 se espera que enfríe (quizás sorprendentemente) la estratosfera.
Esto, a cambio, podría darnos lugar a un incremento relativo en la
reducción de ozono, y en la frecuencia de agujeros de ozono.
A la inversa, la reducción de ozono representa un forzamiento
radiativo del sistema climático. Hay dos efectos opuestos: La
reducción de la cantidad de ozono permite la penetración de una
mayor cantidad de radiación solar, la cual calienta la troposfera.
Pero una estratosfera más fría emite menos radiaciones de onda
larga, tendiendo a enfriar la troposfera. En general, el
enfriamiento predomina. El IPCC concluye que las pérdidas
estratosféricas de ozono durante las dos décadas pasadas han causado
un forzamiento negativo del sistema de la superficie troposférica.
Una de las predicciones más sólidas de la teoría del calentamiento
global es que la estratosfera debería enfriarse. Sin embargo, y
aunque este hecho ha sido observado, es difícil atribuirlo al
calentamiento global (por ejemplo, el calentamiento inducido por el
incremento de radiación solar podría no tener este efecto de
enfriamiento superior), debido a que un enfriamiento similar es
causado por la reducción de ozono.
Soluciones domésticas para
reducir la emisión de CO2: Algunas
de las soluciones que cada individuo de las sociedades más avanzadas
pueden aplicar para controlar la producción de CO2, siempre que sea
posible, son:
Cambiar las bombillas tradicionales por otras de bajo consumo
(compactas fluorescentes, o LED's). Las CFL, consumen 60% menos
electricidad que una bombilla tradicional, con lo que este cambio
reduciría la emisión de dióxido de carbono en 140 kilos al año.
Poner el termostato con dos grados menos en invierno y dos grados
más en verano. Ajustando la calefacción y el aire acondicionado se
podrían ahorrar unos 900 kilos de dióxido de carbono al año.
Evitar el uso del agua caliente. Se puede usar menos agua caliente
instalando una ducha-teléfono de baja presión y lavando la ropa con
agua fría o tibia.
Utilizar un colgador/tendedero en vez de una secadora de ropa. Si se
seca la ropa al aire libre la mitad del año, se reduce en 320 kilos
la emisión de dióxido de carbono al año.
Comprar productos de papel reciclado. La fabricación de papel
reciclado consume entre 70% y 90% menos energía y evita que continúe
la deforestación mundial.
Comprar alimentos frescos. Producir comida congelada consume 10
veces más energía.
Evitar comprar productos envasados. Si se reduce en un 10% la basura
personal se puede ahorrar 540 kilos de dióxido de carbono al año.
Utilizar menos los aparatos eléctricos; al menos, los encaminados
exclusivamente al ocio. Desconectar los aparatos de radio,
televisión, juegos, etc. a los que no se esté prestando atención en
ese momento.
Elegir un vehículo de menor consumo. Un vehículo nuevo puede ahorrar
1.360 kilos de dióxido de carbono al año si este rinde dos
kilómetros más por litro de combustible (lo mejor sería comprar un
vehículo híbrido o con biocombustible).
Conducir de forma eficiente: utilizando la marcha adecuada a la
velocidad, no frenar ni acelerar bruscamente, y en general intentar
mantener el número de revoluciones del motor tan bajo como sea
posible.
Evitar circular en horas punta.
Usar menos el automóvil. Caminar, ir en bicicleta, compartir el
vehículo y usar el transporte público. Reducir el uso del vehículo
propio en 15 kilómetros semanales evita emitir 230 kilos de dióxido
de carbono al año.
Elegir una vivienda cerca del centro de trabajo o de educación de
nuestros hijos.
No viajar frecuentemente ni lejos por puro placer. Desde hace unos
20 años el hábito de viajar en avión se ha extendido de tal forma, y
en ocasiones a precios tan bajos, que las emisiones de gases debidas
a los aviones se han incrementado en más de un 200%.
Revisar frecuentemente los neumáticos. Una presión correcta de los
neumáticos mejora la tasa de consumo de combustible en hasta un 3%.
Cada litro de gasolina ahorrado evita la emisión de tres kilos de
dióxido de carbono.
Plantar árboles. Una hectárea de árboles, elimina a lo largo de un
año, la misma cantidad de dióxido de carbono que producen cuatro
familias en ese mismo tiempo. Un solo árbol elimina una tonelada de
dióxido de carbono a lo largo de su vida.
Exigir un certificado ambiental de edificios contribuye a la
reducción de emisiones ya que se estima que el 50% del problema es
originado por la construcción y funcionamiento de edificios y
ciudades. Esto implica que al momento de adquirir o rentar una
vivienda o edificio debemos exigir una certificación o etiquetado
que indique el contenido energético del bien y el necesario para
funcionar. De manera similar a la que ya se implementa en
refrigeradores, motores eléctricos, lámparas eléctricas y otros.
Justicia climática:
El ex secretario general de la ONU, Kofi Annan, aboga por una
"justicia climática" al pedir a los contaminadores que paguen los
daños que causan al clima, para que los pobres no se vean más
perjudicados
Fuentes: Wikipedia.org / InfoUruguay